Reunión Global sobre la Medición del Feminicidio: Avanzando hacia datos armonizados y útiles para la acción

Del 15 al 17 de julio de 2025 se llevó a cabo en Viena, Austria, la Reunión Global sobre la Medición del Feminicidio y otras formas de violencia contra mujeres y niñas, organizada por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito y ONUMUJERES. El evento reunió a personas expertas de 27 países representando a oficinas nacionales de estadística, policías, ministerios de seguridad, mecanismos de avances de las mujeres, entre otras. Además, se contó con la participación de las Comisiones Económicas para América Latina y el Caribe, el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA) y representantes de la sociedad civil.

El objetivo de la reunión global fue compartir avances, aprendizajes y desafíos en la implementación del marco estadístico para medir el homicidio de mujeres y niñas por razones de género. De igual manera, los países compartieron sus buenas prácticas en cuanto a coordinación institucional, procesos estadísticos de calidad, el uso de herramientas para la visualización y difusión de la información. También se presentaron otras fuentes de información para medir la violencia de género y el uso de nuevas fuentes para complementar el análisis.

El primer día de la Reunión Global comenzó con las palabras de bienvenida de Angela Me, Jefa de la Subdivisión de Investigación y Análisis de Tendencias de la UNODC, y Papa Seck, Estadístico Jefe de ONU Mujeres. Ambos destacaron la urgencia de medir el feminicidio y reconocieron el compromiso mostrado por los países participantes y subrayaron la importancia de asegurar que cada víctima sea contabilizada, utilizando los datos no solo para documentar la violencia sino también como punto de partida para la acción y la prevención. Angela Me propuso integrar una comunidad de personas expertas para analizar los aspectos metodológicos del feminicidio y apoyar su difusión.

En la primera sesión, expertos y representantes internacionales trazaron una visión común sobre la definición estadística del feminicidio, presentaron estimaciones recientes y expusieron las actualizaciones de los países piloto, junto con el informe de progreso remitido a la Comisión Estadística de la ONU y nuevos materiales de orientación. Maurice Dunaiski (UNODC) y Raphaëlle Rafin (ONU Mujeres) advirtieron sobre las limitaciones en la medición del feminicidio debido a la falta de datos consistentes, aunque subrayaron los avances logrados en la recolección internacional de información, un factor clave para realizar análisis temporales precisos del fenómeno. Rafin puntualizó que el marco estadístico propuesto no depende de legislaciones específicas y que su eficacia requiere una estrecha colaboración interinstitucional para incorporar datos contextuales que orienten las políticas de prevención. Por su parte, Sujung An (ONU Mujeres) explicó que las implementaciones piloto en Fiyi y Mongolia se centraron en evaluar los sistemas de datos existentes, más allá del simple conteo de casos.

Por su parte, Teresa Guerra (CEEG-ONU Mujeres-INEGI) y Adriana Oropeza (CdE UNODC-INEGI) con base en la experiencia de Chile, Ecuador y República Dominicana, mostraron que los datos fiables pueden impulsar cambios legales y políticos. Compartieron algunas de las buenas prácticas identificadas en América Latina como los procesos estadísticos interinstitucionales, así como los avances en la incorporación de prácticas que facilitan la interoperabilidad entre instituciones.

Oropeza también presentó las actividades en Albania y Lesoto, resaltando la importancia de desarrollar procesos estadísticos que incluyan al sistema penitenciario y cubrir así todo el sistema de justicia penal. Por otro lado, resaltó la importancia de incluir a los gobiernos municipales como parte de las fuentes de información, así como registrar el consumo de drogas o alcohol por parte de las personas agresoras y, permitiendo así, generar datos que puedan ser utilizados para crear sistemas de alerta temprana o criterios de factores de riesgo. Finalmente, mencionó la importancia de analizar otros delitos relacionados, como el suicidio instigado, los intentos de homicidio y las agresiones. Sarika Dewan (UNODC) concluyó presentando los avances sobre la Guía de implementación del MEMF, pidiendo a las personas participantes que compartieran sus experiencias y necesidades para consolidarla.

La Sesión 2 se centró en presentar las experiencias de los países en la recopilación de datos sobre feminicidios. Fiyi, Senegal y Albania lograron avances en la clasificación y colaboración intersectorial, aun sin definiciones legales. Corea presentó su sistema de justicia penal (KICCS), destacando la necesidad de estandarizar la clasificación de relaciones víctima-agresor para identificar feminicidios. Posteriormente se realizó un taller coordinado por David Rausis (UNODC) y Claudia Pontoglio (Centro de Excelencia UNODC-KOSTAT) para identificar roles institucionales y desafíos de coordinación, permitiendo a los países compartir estrategias para mejorar la integración de datos y abordar las brechas. Se debatió la viabilidad de bases de datos integradas y el papel institucional en el intercambio de datos.

La Sesión 3 enfatizó la necesidad de integrar diversas fuentes de datos para medir el feminicidio, más allá de las estadísticas penales. Mar Jubero (UNFPA) destacó el papel de los sistemas de registro civil (CRVS) para la rendición de cuentas y la necesidad de enfoques sensibles al género para evitar el subregistro y, sugirió utilizar estas fuentes en coordinación con las instituciones del sistema de justicia y, las oficinas de estadística. Por su parte, Eugenia D’Angelo (MundoSur) presentó el Mapa Latinoamericano de Feminicidios (MLF), que combina datos administrativos con información de organizaciones de la sociedad civil (OSC), resaltando su valor para capturar detalles contextuales. Abogó por la colaboración con organizaciones feministas, la inversión en sistemas de datos abiertos e interseccionales, y vincular la recopilación de datos con la acción y la rendición de cuentas. La sesión concluyó subrayando la importancia de integrar estas diversas fuentes para fortalecer la respuesta global al feminicidio.

En el segundo día, durante la Sesión 4, se abordó el establecimiento de procesos estadísticos que permiten hacer caracterizaciones específicas para grupos de población, así como con los 10 criterios que recomienda el marco para cuantificar los asesinatos de mujeres y niñas por género. La sesión, moderada por Adriana Oropeza, buscó compartir prácticas y desafíos en América Latina y el Caribe. Para iniciar, Crismairy Jiménez (Oficina Nacional de Estadísticas de República Dominicana) -en coordinación con Flor Bautista del Ministerio del Interior- destacó la participación de varias instituciones en la recopilación de datos de feminicidio.

El país tiene dos procesos de difusión y una mesa interinstitucional trabajando en la adaptación de la Clasificación Internacional de Delitos con Fines Estadísticos (ICCS) para 2025. Los desafíos incluyen la estandarización, el fortalecimiento de la interoperabilidad y la cooperación regional. Posteriormente, Javiera Torres (Instituto Nacional de Estadísticas de Chile) y Esteban de la Huerta (Ministerio de Seguridad) presentaron el marco institucional de Chile, que involucra a varios ministerios y el poder judicial. El país opera dos mecanismos de coordinación, uno que ha logrado consolidar una cifra única sobre homicidios intencionales de acuerdo con la ICCS y otro para caracterizar los casos de feminicidios, y dar atención a las víctimas directas sobrevivientes a los eventos de tentativa de feminicidios y, feminicidios frustrados, así como a las víctimas indirectas. En ambos casos se han construido bases de datos vinculadas por identificadores comunes.

En esta misma sesión, se contó con la participación de Nyamgerel Lkhamtogmid (CCCP Mongolia) y de Chuluunbat Sharkhuu del Instituto de Estudios sobre Protección y Seguridad de Mongolia, quienes señalaron que su país enfrenta desafíos en la recopilación de datos de feminicidios debido a sistemas de datos fragmentados y a la falta de una definición legal, lo que dificulta el análisis. Urgieron un sistema unificado y definiciones claras. Finalmente, Cristina Fabre del Instituto Europeo de la Igualdad de Género (EIGE) presentó el resultado de una prueba piloto para medir 11 indicadores relacionados a los feminicidios en la Unión Europa.

En la segunda parte de la sesión, Carolina Lemus y Adriana Oropeza (Centro de Excelencia UNODC- INEGI) dirigieron un taller para reflexionar sobre cómo conformar procesos estadísticos que involucran a diferentes instituciones. Las personas que asistieron compartieron ideas en sesión plenaria, identificando prácticas y cuellos de botella en definiciones, armonización de datos y colaboración institucional. Los resultados de esta interacción permitieron identificar prácticas estadísticas que serán incorporadas a la Guía de implementación.

La Sesión 5 exploró cómo diversas fuentes de datos pueden mejorar la comprensión del feminicidio en el espectro de la violencia contra las mujeres. Participaron Claudia Pontoglio (Centro de Excelencia UNODC-KOSTAT), Dwight Dyer (INEGI, México), LynnMarie Sardinha (OMS), Raphaëlle Rafin (ONU Mujeres) y David Rausis (UNODC). Los/as ponentes destacaron la importancia de integrar datos administrativos de sectores como policía, salud, educación y servicios sociales, así como de organizaciones de la sociedad civil, para comprender el feminicidio y sus causas. Este enfoque intersectorial permite analizar factores como relaciones víctima-agresor, embarazo, consumo de sustancias y antecedentes de abuso. Una perspectiva sensible al género es esencial para distinguir el feminicidio de otros homicidios y para informar políticas y estrategias de prevención. México compartió resultados de su encuesta nacional sobre violencia contra las mujeres, que examina cinco tipos de violencia en el entorno doméstico, laboral, publico, etc. Esta encuesta generó indicadores de prevalencia que apoyan el seguimiento de los ODS y el análisis de tendencias.

La sesión abordó las complejidades metodológicas de estimar la violencia de pareja, enfatizando la necesidad de datos desagregados y éticos. Oshrat Fridman (Mecanismo de avance de las mujeres de Israel) presentó un enfoque integrado de datos (gobierno/ONG) para su índice de violencia. Se destacaron las consideraciones de género en el diseño de encuestas y la importancia de registrar el uso de armas de fuego. Concluyeron que las encuestas de victimización y las directrices internacionales son cruciales para generar evidencia y mejorar las intervenciones contra el feminicidio.

La Sesión 6, tuvo como objetivo presentar experiencias nacionales en el análisis, publicación y utilización de datos sobre feminicidio, e identificar prácticas, desafíos y áreas de mejora para informar la orientación de implementación. Lehlohonolo Takalimane (Buró de estadísticas de Lesoto) compartió su experiencia en la implementación de un piloto del MEMF en 2024 para medir el feminicidio con mayor precisión. La iniciativa incluyó una evaluación de datos y el uso de análisis temático para identificar casos donde la motivación de género no estaba explícitamente registrada.

Eva María Mera (Instituto Nacional de Estadística y Censos de Ecuador) compartió los esfuerzos multisectoriales del país para estandarizar e institucionalizar los datos sobre feminicidio a través de la Comisión Estadística Especial. Ecuador ha desarrollado un Registro Estadístico de Feminicidio estandarizado basado en datos administrativos de varias instituciones. Esta operación estadística incorpora variables estandarizadas e identificadores únicos. Este conjunto de datos único es integrado y validado por un grupo técnico y se publica a través de 5 portales y se utiliza para informes nacionales y atender de forma coordinada el reporte de la UN-CTS y al observatorio de género de la CEPAL.

Maria Giuseppina Muratore (Oficina de Estadística de Italia) expuso que aborda el feminicidio con un enfoque de prevención, protección y enjuiciamiento, usando encuestas y registros para definir estadísticamente el problema e identificar factores de riesgo, como la edad de las víctimas. Los/as participantes de la reunión debatieron sobre la estandarización y coordinación de datos entre instituciones, buscando que la información se traduzca en acciones políticas concretas para la prevención y el apoyo a las víctimas.

La Sesión 7 resaltó cómo usar datos para prevenir el feminicidio. Karla Ramírez (ONU Mujeres) mostró que los registros administrativos pueden generar políticas efectivas. Laura Martinez y Eva Silva del Ministerio del Interior de España presentó las plataformas desarrolladas para evaluar riesgos y generar alertas, y compartieron los desafíos que enfrentan para obtener registros con una adecuada calidad de datos. Alicija Serafin (Feminicidio en Polonia), compartió su enfoque para el mapeo y reconocimiento legal del feminicidio. La conclusión fue que los datos deben usarse activamente y la colaboración interinstitucional es clave para un progreso sostenible.

El tercer y último día contó con la Sesión 8, que abordó la recopilación y armonización de datos sobre feminicidio. Javiera Ravest (CEPAL) mostró el liderazgo de América Latina y el Caribe para monitorear los avances en las legislaciones de 18 países y el reporte anual que se integra al Observatorio Regional de Igualdad de Género y que incluye una caracterización amplia de las víctimas directas, así como una cuantificación de las víctimas indirectas. Por su parte David Rausis y Camelia Abdelgelil (UNODC) presentaron la recolección anual que se realiza a través de la UN-CTS y la utilización de los datos para integrar el brief de feminicidios. Ambas organizaciones, mediante transparencia metodológica y triangulación de datos, buscan subsanar las lagunas existentes. Los países participantes destacaron desafíos en la consolidación y desagregación de datos, enfatizando la necesidad de coordinación interinstitucional para mejorar la calidad y coherencia de la información.

Finalmente, la Sesión 9, se centró en mejorar y sostener la recopilación de datos de feminicidio. Karla Ramírez (ONU Mujeres) destacó desafíos como la alineación de definiciones nacionales y la recopilación de datos contextuales, subrayando la necesidad de coordinación interinstitucional y el uso de datos generados por la ciudadanía. Se propuso mejorar la recopilación de datos con variables estandarizadas, desarrollar capacidades nacionales y optimizar el uso analítico de los datos.

Sarika Dewan (UNODC) presentó la estructura de la Guía de Implementación del MEMF, que incluye una hoja de ruta para que los países adopten el marco, con énfasis en la preparación, evaluación, implementación y uso sostenible de los datos. La guía promueve la coordinación institucional, la integración de datos de la sociedad civil y metodologías éticas.

A lo largo de los tres días de sesiones, los países compartieron sus experiencias y desafíos, como la formalización de procesos, la calidad de los datos y la determinación de la motivación de género. Se destacaron prácticas nacionales y la adaptación de sistemas existentes. También se abordaron barreras sistémicas como la rotación de personal y la falta de reconocimiento legal del feminicidio. Hubo un consenso sobre el valor del marco estadístico y la Guía de Implementación, pidiendo asistencia técnica continua y plataformas de aprendizaje compartido. Los resultados de esta sesión informarán la próxima versión de la Guía y se presentarán a la Comisión de Estadística de la ONU.

En resumen, la Reunión Global evidenció un esfuerzo concertado para mejorar la medición y prevención de esta forma extrema de violencia. A lo largo de las sesiones, se destacó la necesidad de superar las limitaciones de datos mediante la armonización de definiciones, la integración de diversas fuentes de información, y el fortalecimiento de la colaboración interinstitucional. Países de América Latina, Europa, África y Asia compartieron sus avances y desafíos, mostrando la importancia de enfoques adaptables y la implementación de sistemas robustos para el análisis y uso de datos. La reunión subrayó que la recopilación y la difusión de datos no son un fin en sí mismas, sino herramientas cruciales para informar políticas, impulsar reformas legales y garantizar la rendición de cuentas, marcando un camino hacia la prevención efectiva del feminicidio a nivel global.

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